Autor:Rajendra SisodiaSinopsis:En la actualidad, a nadie se le escapa que existe una desconfianza creciente en las empresas por parte del público general. El capitalismo como sistema potente y dinámico, ha perjudicado el bienestar de muchos trabajadores y del medio ambiente, aunque haya generado una gran prosperidad material. No podemos olvidar que, desde su nacimiento durante la revolución industrial, el capitalismo de libre mercado ha maximizado nuestra capacidad productiva y, en consecuencia, nuestra calidad de vida.
Y es que, el capitalismo ha sacado más personas de la pobreza que cualquier otra idea o institución. Desde 1800, los ingresos per cápita se han multiplicado 15 veces. El porcentaje de personas viviendo en pobreza extrema ha pasado del 90 al 9 por ciento. La expectativa de vida se ha doblado. La población se ha multiplicado por 7 y la alfabetización ha pasado del 12 al 86 por ciento.
Este sistema se basa en las ideas del economista y filósofo Adam Smith, el cual detectó que la búsqueda del interés particular de los individuos era el fundamento para que las sociedades que se basan en la libertad personal puedan aprovechar el poder autoorganizativo de los mercados. Sin embargo, pocos recuerdan que 17 años antes, Adam escribió la teoría de los sentimientos morales, un libro sobre la disposición de los humanos para cuidar de los demás, sin tener en cuenta su interés particular.
Si hubiéramos integrado estas dos dimensiones, la necesidad humana de cuidar de los demás y el impulso del interés particular, habríamos creado un fundamento intelectual y humano mucho más rico que el capitalismo que tenemos hoy en día. Durante demasiado tiempo, el avión del capitalismo ha volado con un único motor. La idea de que el único propósito de las empresas es generar ingresos para sus accionistas y que todo lo demás es un medio para ello, continúa siendo un modelo mental dominante.
En respuesta a ello, surge el capitalismo consciente, el cual propone una nueva forma de hacer negocio en la que las organizaciones son tan humanas como las personas que trabajan en ellas. A continuación, veremos cómo aplicar los fundamentos del capitalismo consciente no sólo hará que tu empresa sea más humanitaria, sino que también hará que prospere económicamente.
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